Cómo alquilar una habitación de mi casa

La práctica del arrendamiento de habitaciones es cada vez más habitual en muchas grandes ciudades y territorios turísticos. Esta fórmula es posible siempre que se ajuste a la legalidad, pero si se incumple la normativa se corre el riesgo de ser sancionado. Te contamos con detalle cómo alquilar una habitación de mi casa particular.

¿Puedo alquilar una habitación de mi casa?

Vivir de alquiler en una habitación es una idea muy atractiva que permite a muchas personas compartir gastos y reducir el coste de la vida. A su vez, esta opción está también disponible para quienes ven cómo su vivienda se queda vacía porque los hijos se independizan y quieren acceder a un dinero extra.

Las posibilidades de alquiler por habitaciones son básicamente dos:

  • alquiler siendo el propietario quien se encarga de alquilarlas,
  • o bien si es el inquilino el que las subalquila (siempre que esté permitido en su contrato).

En caso de que el motivo sea por turismo, hay que pedir licencia municipal en el ayuntamiento en el que esté censada la vivienda.

Alquiler como propietario o inquilino

Esta fórmula obliga a un contrato que le dé legalidad al vínculo. El contrato de habitación implica pagar los impuestos y mantener el orden bajo el piso, pues vivir con un desconocido supone un riesgo que puede ser subsanado mediante esta fórmula legal.

El contrato protege al propietario o al inquilino de algunas incidencias legales. En el documento hay que establecer de manera clara las responsabilidades, derechos y deberes de cada huésped. En ellas se determina si es el propietario quien gestiona el alquiler de las habitaciones o bien si es el inquilino el que hace lo propio.

Así, a la pregunta de si puedo alquilar habitaciones en mi casa, la respuesta es afirmativa, pero con diferente gestión en función de si quien alquila es el propietario o el inquilino. En el primer caso, los contratos se regulan mediante el Código Civil.

Si lo que se pone en marcha es un proceso de subarrendamiento, el propietario ha de asentar esta fórmula, con su visto bueno y acuerdo. Para esos casos, el subcontrato se regula según la Ley de Arrendamientos Urbanos, la LAU.

¿Cómo debe ser el contrato de arrendamiento?

Los contratos de alquiler de habitaciones deben especificar aspectos como el precio mensual de la renta de la habitación y cómo es la forma de pago, un pago de fianza o garantía para asegurar que la persona inquilina no abandona la estancia de un día para otro, un inventario de muebles y objetos presentes en la habitación y la duración del contrato.

Los servicios incluidos en el pago de la renta y el uso de los espacios comunes, y finalmente las cláusulas de rescisión del contrato y las condiciones propias del pacto, incluyendo penalizaciones son también aspectos a incorporar en estos documentos legales.

Si el piso está gestionado por un inquilino con derecho a subarrendamiento, las responsabilidades del alquiler recaen en él, pues es la persona que firma con el propietario avales y garantías para ejecutar esta fórmula bajo el amparo de la legalidad. En cambio, si es el dueño quien gestiona todo el proceso, el inquilino de la habitación es el que debe asumir las consecuencias de los daños que cause.

Cómo preparar la habitación de tu inquilino

Si ya has cumplimentado todos los documentos legales, incluyendo el contrato de habitación, el siguiente paso será preparar la estancia para recibir inquilinos. En un primer momento, no puedes saber cómo será la persona que habite el cuarto, así que lo ideal es apostar por una estética que sea neutral y acogedora.

Equipa la habitación con muebles y accesorios que añadan espacio de almacenamiento

Alquilar una habitación significa que el espacio para que el inquilino guarde sus cosas se reduce ostensiblemente. No dispone de toda una vivienda para hacer vida, sino que lo tiene que concentrar todo en el cuarto.

Una buena solución es usar una cama con canapé, añadir baldas en las paredes y aprovechar el espacio vertical. Los taburetes con almacenamiento en su interior son otra solución posible.

En tu caso, como persona que alquila la habitación, tus necesidades de espacio también se ven limitadas. Es posible que hayas tenido que desalojar enseres y mobiliario propio para adaptarlo al nuevo uso. Para esas situaciones, en Grupo La Nave tenemos el servicio de alquiler de trasteros como alternativa, un espacio en el que todas esas pertenencias están bajo resguardo y completamente protegidas.

Tonos claros y cálidos, más atemporales y versátiles

Los tonos claros, en especial el blanco, amplifican la sensación de espacio y potencian la luminosidad. Si se combina con colores cálidos y de intensidad suave, el diseño quedará ameno y atemporal, de modo que no generará rechazo en ningún inquilino.

Posteriormente, este puede añadir su toque personal a la habitación. Este punto es también importante: siempre que sea posible hay que dejar que sea él el que se sienta cómodo en su propio espacio. Las habitaciones temáticas o muy personales llegan a menos público que las que están pensadas para acoger a más candidatos.

Equipa la habitación con suficiente mobiliario

Sin entrar en las dimensiones de la habitación, que ahí hay poco que hacer, otro punto importante es dotar a la estancia de suficientes elementos para que el inquilino haga vida en ella. Esto obligará a dotarla con la cama y una mesita de noche, un armario, suficiente iluminación y puntos de luz.

Junto con todo esto, siempre es bienvenida la presencia de una mesa de escritorio con una silla y unos estantes, por si necesita teletrabajar o estudiar, un monitor de televisión e incluso una butaca o silla cómoda que pueda usar a modo de rincón de lectura.

Finalmente, si quieres tener éxito en este proceso, no olvides renovar todos aquellos elementos que no estén en perfecto estado y tomar buenas fotografías que reflejen fielmente las condiciones de la habitación.

Con estos consejos intentamos responder a la pregunta de cómo alquilar una habitación de mi casa. Recuerda cumplir con la ley y pensar que si optas por esta fórmula has de trabajar duro para promover una buena convivencia.

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